La mañana del Hostal.

Empecé a andar por los pasillos de la vieja hostería, las antiguas baldosas de la terraza roja y blanca, reflejaban el sol de oriente que rebotaba sobre ellas, desgastadas, recuperaban el brillo a esa hora de la mañana. 
Al pasar cerca de la cocina, la chica del aseo recogía las toallas del tendedero para cambiar las de las habitaciones antes del aseo, como todos los días;
Al empinarse para alcanzarlas, su delantal se levantaba hasta mostrar los relucientes muslos torneados, como si fueran lustrosas columnas de mármol, hasta la curvatura de las nalgas con delicadas lineas marcadas por las estrías.
 La miré lujurioso y descaradamente, mientras ella se empinaba  aún más, para dejarme ver la linea de su ropa interior que las apretaban haciéndolas aún más deseables. Entendió mi mirada porque no me había alejado ni 15 pasos, cuando de reojo, le vi que venía tras de mí. 
Mi dormitorio estaba en el segundo piso, me detuve, pero ella esquivando el inminente diálogo, se apuro para alcanzar las escaleras, sin dejar de mirarme directamente a los ojos y bajar la vista tímidamente. 
Lujuriosamente, buscaba el bulto que se dibujaba debajo de mi pantalón, que no sé , si casualmente, o intencionalmente, esa mañana estaba sin ropa interior buscando provocar justamente esa mirada que tanto nos gusta a los hombres.
 La sensación fue excitante, al punto que le dejé pasar para subir las escaleras detrás de ella, procurando mantener la distancia para que , los empinados escalones me dejará mirar un poco más arriba de sus muslos. 
Al sentir que la seguía , dejó caer una toalla para agacharse y ofrecerme el más hermoso de los espectáculos, unas piernas desnudas y separadas por dos escalones, y un pequeño trozo de tela que dejaba escapar unos vellos claros que se escapaban entre los elásticos... y que descaradamente fueron peinados por sus dedos para esconderlos... 
Sin pensar, quise alcanzarla con mis manos, pero volteó para mirarme nuevamente a los ojos, el mundo parecía detenerse justo en ese instante. Sus ojos estaban muy abiertos y chispeaban al brillo de la luz que entraba por las ventanas... Se acomodó el delantal, y siguió subiendo las escaleras. 
Cuando estaba a punto de cerrarse las puertas de la habitación , después del último escalón, entré tras de ella,  para cerrarla a mis espaldas.
Según cerré la puerta, me cogió de la cintura y apretó sus senos contra mi. me dijo:
- “sólo tengo 10 minutos… “
- “más que suficiente…”- respondi
Me agarró por los brazos y me hizo sentar en la cama, se arrodilló y me separo con ambas manos las piernas, sin dejar de mirarme a los ojos, deslizo sus manos hasta agarrar mi cremallera y abrirla para dejarme expuesto a ella y sus caprichos.... sólo atinó a decir
-vaya, pensé que sería más difícil-.
Con mi sexo en su mano, la olía, acababa de bañarme y la fragancia del jabón estaba en todo mi cuerpo. Un flujo cristalino salía desde adentro, como un caramelo que se derretía en el brillo de la luz, pareció volverse loca, y sin preámbulo, su lengua salió para recogerlo y untarlo en sus labios con lasciva mirada. . Aquello hizo que mi libido se disparase.
Introduje su cabeza entre mis piernas, la lengua subía hacia la corona por el tronco hasta envolverlo con sus tibios labios, sentí como la punta de su lengua recorría cada espacio de piel, luchando por tragarlo todo.
Mi sexo temblaba entre sus manos, palpitaba en su boca haciendo que mi cabeza diera vueltas en mi interior dibujando luces chispeantes, mis ojos permanecían cerrados aguantando cada embiste de sus boca, hasta que topaba en el fondo de su garganta , tan suave y lentamente , que no había caricia que se le comparase.
Saco su cabeza de entre mis piernas y me terminó de desnudar, tendiéndome en la cama. Sabía que es lo qué me iba a hacer. bajó el pantalón y mientras volvía a meter mi sexo en su boca, desabrochaba su delantal y se desvestía apuradamente. Luché por levantarme hasta hasta que logre tomarla por sus caderas y empujándola hacia un lado , la tome para acostarla de boca en el colchón desnudo. Separando sus nalgas empecé a lamer entre ellas hasta mojarla completamente, . Introduje un dedo hasta que logre juntar dos y hacer el espacio para empujar con mi sexo suavemente, empezó a gemir y ceder entre la saliva que había posado en él. Nos habíamos estado mirando cada mañana durante dos días.
No era mi primera vez que jodía por el culo, ni la suya, pero nunca de forma tan directa, sin preliminares, apenas había pasado unos segundos que había sentido un dedo en su agujero cuándo notó que una polla luchaba por penetrarla…aun estaba seca por dentro pero así y todo pujaba y pujaba, parecía una fiera atacando a un animal indefenso…aquellas embestidas era lo que ella deseaba, se sentía como una puta usada, lo jadeaba a mis oídos, procurando que no escapara de la habitación, y eso la hacia sentirse muy perra.
Al cabo de unos minutos conseguí meterla entera dentro…sentía ganas de correrme …mis gruñidos debían ser increíbles pero yo ni me daba cuenta…por cada embestida su gozo era mayor.
Giré y me eche boca arriba sobre la cama, separe las piernas y le dije: nos quedan 5 minutos…se echo encima mio y sin ningún tipo de preámbulo, ni beso, ni caricia, agarro mi polla con la mano, la encamino hacia su sexo y la dejó deslizarse suavemente hasta dentro…sus caderas empujaban como una prensa endemoniada, fue todo tan violento, que el placer y el dolor fue todo uno. La saco aliviándose la presión, mojó su sexo y volvió a meterla, esta vez sí, todo fue placer.
Mientras nos mirábamos a los ojos, sin darnos ni un solo beso, estuvo enterrándose y sacándola hasta que llegó el orgasmo. Fue intenso violento, y apretando sus dientes y labios se dejó caer sobre mi clavando sus dientes sobre mi pecho , mientras jadeaba hasta quedar rendida. Respirando y tomando aire suavemente, y con temblores en la voz, me preguntó que quería ahora, Levante sus caderas la tiré sobre la cama y separando sus piernas la embestí con mi sexo, hasta clavarme dentro de ella, empece a empujar , mientras apretaba con mis muslos los de ella, y levantandole las caderas y él culo, no me detuve hasta hasta correrme dentro, mientras le hundía la cabeza en la almohada , impidiendo que sus gritos se escucharan. Caí sobre su espalda y me mantuve dentro hasta que terminé de correrme. Sudados nos quedamos así hasta que nuestros cuerpos se calmaron, mientras temblábamos como niños.
Me subí los pantalones mientras ella se secaba toda, y sin retirar los ojos de los míos dijo:
-¿Eso era lo que quería el caballero?
-Anda vete que ahora bajo…le vi salir mientras recogía sus bragas del suelo deseando volver a follar ... sus ojos parecían pedir más, aún su corazón estaba agitado…
-Esta noche voy a ser una perra y mi marido tendrá que follarme como una puta…- Refregó la pequeña prenda en mi nariz, y besó mis labios agradeciendo todo...la puso en mi mano diciendo:
- mañana volveré por tí.-

Juan De Marco, Seducido o seductor.?

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