El Castigo y el perdón...
Dejé que mis dedos se deslizaran sobre su sexo abriendo las carnes enojadas, sentí como sus armas se rendían, y volteaba para que mis dedos gozaran de su piel, hasta que sintió los dedos dentro, y un gemido marcaba su rendición... pero su soberbia merecía un castigo... y antes de encender un orgasmo entre sus piernas, subí delicadamente por su vientre, mientras dejaba que su sexo se enfriara para atacar a sus senos descuidados y duros, y manipulando los pezones como perillas, hice que su agonía fuera aún más larga, para volver a bajar por su vientre acariciando cada espacio de su piel... la rabia la consumía, porque era tan débil. Ella quería que todo fuera más rápido para explotar y voltear hasta el otro día y no hablarme por un largo tiempo. Tenía rabia, pero esos dedos la derretían...y su ofuscación se transformó en jadeos... La luz permanecía apagada, eso ayudaba a que su excitación no se notara, escondiendo su delirio... Quiso por un instante voltear para seguir con el