La espera...
Me aferré a tus nalgas, mientras tus dedos, lo acomodaban entre los muslos, duro y desafiante... no decías nada... Mi sexo buscó entre tus labios vaginales, sin entrar, sólo resbalando entre tus carnes, dibujando cual pincel, lo resbaladizo de tu sexo, el que acoplado a mis deseos, resbaló por la vertical mojada hasta rozar el fruto almendrado que guardabas dentro, que ya se disparaba endurecido por las caricias... El vaivén de mis caderas acompañaba las delicias del deleite que sentías. Untado en tus fluidos, fue mojándose entre tus piernas apretadas, bañando de húmedad tu piel mojada. La sensación exquisita que sentía, luego de la larga espera, hacía que lo resbaladizo del sendero, endureciera e hiciera palpitar mi cabeza que fue llenándose de sangre para satisfacer el deseo que te consumía ... El baile frenético de mi cuerpo fue anunciando en húmedos fluidos, el fin de unos meses sin tocarnos. Tus nalgas se pegaron a ese ritmo de locura y frenesí, levantando tu pierna sob