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Mostrando entradas de marzo, 2020

Pilar y los visillos azules de Juan...

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En esos días de pandemia y encierro que vivimos alguna vez, se me ha venido a la memoria la siguiente historia que les voy a contar. En esos pueblos del sur, donde la cal cubre los muros, de calles estrechas y poca distancia entre las casas, detrás de los visillos azules, vivía yo. Dieciséis años entonces,  me lo pasaba encerrado entre los muros fisgoneando y buscando siempre tranquilizar las hormonas. Los visillos permanecían cerrados para esconder mi maldad. Día a día me asomaba al sentir el ruido que hacían los colgaderos  entre las casas, en esos donde las mujeres colgaban sus ropas para que se secaran al sol. Ellas cantaban y despertaban los mullidos sueños de los mozuelos que, en esa batalla hormonal, se perdían azotando sus cabezas contra las almohadas. Sus cuerpos eran sensuales y generosos en su forma, acogedoras para el amor. Pilar, era uno de esos cuerpos. Y cada vez que asomaba por la ventana, yo , tras los visillos azules, la observaba. Solía vestir en enaguas

El Purgatorio de Madamme.

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"fuego genital transformado en delicia"... Así lo describiría un poeta. Ella no piensa que los propios encantos sexuales irán disminuyendo con la edad, o con el aburrimiento erótico, y que mi lujuria,  permanecerá. Me habló temprano para preguntarme a que hora tenía que venir, y le dije exactamente a las 3 de la tarde ni un minuto después. Mis indicaciones habían sido muy claras para mi madamme, tenía que presentarse con una falda vaporosa, liviana y sin bragas ni sostén. Aunque tenia los senos muy grandes para no llevarlos puesto y zapatos de taco alto. Se había levantado temprano, nerviosa y a la vez excitada por lo que iba a ocurrir aquel día… Hacia mucho frío esa tarde y su entrepierna se estaba congelando, cuando llegó,  le hice sacarse toda la ropa a pesar del frío y le tapé los ojos con una venda negra, la llevé a mi  cuarto y le até las extremidades a los pies de la cama matrimonial.  Al acercar mi mano estaba frío el palacio, húmedo,  pero no caldeado co

Carne viva....

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"Desatada de locura, dejó que la penetrara lentamente, mientras me deslizaba entre sus nalgas. Podía tocar sus gemidos y oler el perfume que liberaba su sexo... quería derramar en ella todo, quería derretirme entre sus piernas y poseer la como nunca le había poseído nadie. Sus nalgas se comprimían tras cada embestida... pero mi insistencia en entrar en carne viva era todo lo que había en mi mente.. empuje con tanta fuerza que sus carnes se rindieron y finalmente me enterré en ella hasta topar el fondo virgen que había en ella...toda ella, todo yo... había quebrado sus caderas llenándola de gozo ..era lo que ella deseaba y yo estaba ahí para complacerla... toda su esencia había sido mía, nada le iba a ser olvidar ese instante en que entregó todo su cuerpo ... se derramo por dentro dejando escapar aullidos de placer hasta que el sol cubrió el cielo, mientras la luna satisfecha se perdía en el horizonte...." Juan De Marco.