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Mostrando entradas de septiembre, 2021

La cita.

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Resbalaba entre las sabanas gimiendo a la falta de Amante. Había esperado por horas a que él llegara para tomarla entre sus brazos,  la brisa rozaba su piel, entonces, decidió entregarse a un juego de dedos empujada por la lujuria. Su deseo se hacía más intenso mientras gemía, las lágrimas corrían entre sus piernas, sus dedos iban destilando huracanes, su vientre dibujaba ondas eternas, pero no llegaba a concebir orgasmo alguno.  Una brisa entró por su ventana y ella hundió sus dedos aún más adentro, entre sus labios, y una corriente  recorrió sus entrañas. El orgasmo se dibujaba en su rostro, los dedos se ungían de néctar, mientras su espalda se azotaba contra las sábanas. Entonces sus piernas se abrieron para recoger la brisa, y un aire frío recorrió su interior. Era ella y sus dedos, a solas, en un cuerpo frío y una vulva ardiente. las lágrimas mojaron sus ojos... esa noche, él no acudiría a la cita. Juan de Marco.

Un deseo de verano. (relato Juevero)

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Ese verano algo había en sus ojos, sus palabras resultaban huecas a mis oídos. Había crecido cerca de ella, siempre sus caricias eran amorosas , y sus palabras, las que se le dicen a un niño.  Cuántos veranos habíamos pasado juntos, y año a año se repetía la historia. La deseaba, y mi sexo siempre reaccionaba al verla de frente en forma inevitable. Ese día habíamos llegado tarde, ella ya estaba acostada, y fue la única caricia que quería recibir. Miré hacia su ventana, y no pude dejar de sentir unas cosquillas bajo las telas. Podía sentir su desnudez, sus senos sueltos tras las telas, y como sus pezones se dibujaban cada vez que me veía.  Salía temprano a preparar el desayuno, se levantaba con el sol, y sus rayos iluminaban la vida en casa de mi abuela. Me escondía tras los viejos muebles siempre cubiertos por sabanas blancas al amanecer, como queriendo arrancar del polvo que empujaba la tarde. Las puertas permanecían abiertas hasta el medio día. Ella aseaba con un gran escobillón arra

Improvisando color. (relato Juevero).

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Al despertar de todo, los lienzos, yacen en el piso formando exquisitas trazos de luz y ella, tirada en el suelo mira sin entender absolutamente nada y pregunta con ingenua sensualidad: - ¿Si pudiese pintar la pasión, mi estimado Don Juan...de que color seria....? De negros oscuros y rojos profundos, con chispazos de luz. Amarillos enteros saltando de sus cabezas. Azules intensos acompañados de verdes hebreos y olivos de amanecer. El deseo es un trazo firme, sin forma, de mucho color, completo en esencia, de sustancia irregular. Los gemidos, rosados fúnebres, jadeos vacíos de transparencia, casi sin color, dicen que brillan con mucha intensidad. Ella tiene senos de fuertes color carmín, sus nalgas son de ocre profundo y su sexo azul. La esencia, es de color esmeralda con tintes de lavanda, no sé, frutal, dulce y suave... Jugoso en el centro, húmedo en la profundidad. El calor me place y a veces me agobia, desearía explicarlo mejor. Esta desnuda, la sangre corre y mi sexo se conviert