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Mostrando entradas de julio, 2024

Junco.

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Forniquemos a más no poder, hasta que nuestras vidas se agoten de tanto placer; complaciendo los caprichos y sentires de la carne, en ese baile infinito de ser en la plenitud… Déjate llevar tu también, protégete del otoño; El deseo no tiene piedad, ni límites. ¿Hay mejor perfume que ese cuando dos cuerpos se seducen así? Dulce y exquisito aroma emana; dos cuerpos que destilan deseo.  Imposible saciarse, cuando siempre se quiere más. No eres la única que nunca está saciada del todo... Un beso nunca es suficiente.... anda dámelo, yo te dejo uno de esos de sabores ricos... No no, no se puede, serías un pecado. Que te coma, que te sacie, que te harte de placer, como el junco que se dobla por el agua . Rodrigo Fuster

Sin siquiera tocarle.

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Desde un rincón sin alma, desnuda al tacto mojada desde la luz.... Sus dedos danzan al compas de su mirada... A la oculta morada, donde fluye el agua  que sus dedos dibujaran imaginándole. Al oculto deseo del roce de sus dedos ,  mientras los de ella bailan por él. Separa sus muslos suspirándole el aliento que escapa por su boca sin siquiera tocarle. Rodrigo Fuster

Orgasmo de luces.

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Ella mira de detrás de las cortinas, cuando sus manos al mástil de la escoba mueve el aire, esas que jabonan dibujando burbujas, desafiando la separación entre sus piernas, ungiendo el culo para ser bendecidas por el ángel que le mueve, que le excita, que le provoca desordenes húmedos mientras plancha; aquella que muere cada día desnuda al llegar a casa pensándole, e imaginando sus manos esculpiendo su cuerpo, dibujando sexos en el aire, sintiendo orgasmos de luces. Rodrigo Fuster

Irse de boca.

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Nacer tras de tus rodillas mientras yaces desnuda; horizontal descanso dejándote llevar por el tiempo, no hay apuro. Mis manos inquietas suben suavemente siguiendo el camino. Subo por tus muslos largos y cansinos, y al tomar la curvatura de tus nalgas me detengo, suspirando alegorías, escuchando tus labios susurrando un gemido. Suavemente mis labios te buscan entre los pliegues del rincón más oscuro. Mi rostro se hunde en las fragancia del día, acariciando suavemente el vacío que las divide, tu fragancia me atrapa en un abismo de sensaciones, irse de boca  es un deseo febril, hambriento por seguir la huella. Sigo el camino sinuoso y tibio de tu espalda, sine quan non, saboreando cada rincón de tu blanda explanada, exquisita espalda decorada con suave piel encendida; tus labios gimen despertando el silencio, mi mano tibia permanece entre tus carnes, agitando la vida. Vuelvo por el mismo camino hasta perderme en tu figura que antes recorrí sediento de orgasmos, buscando la vida. Tus na