Sin siquiera tocarle.

Desde un rincón sin alma,

desnuda al tacto mojada desde la luz....

Sus dedos danzan al compas de su mirada...

A la oculta morada, donde fluye el agua 

que sus dedos dibujaran imaginándole.

Al oculto deseo del roce de sus dedos , 

mientras los de ella bailan por él.

Separa sus muslos suspirándole el aliento

que escapa por su boca sin siquiera tocarle.


Rodrigo Fuster

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