" ... Conozco cada temblor en sus cuerpos, cada gemido, cada aguja que nace luego de un orgasmo... cada milésima de segundo, es un gozo casi imposible de describir... yo diría que si lo pudiéramos intentar con detalle... sería algo así como tocar los dedos de Dios. Ese preciso instante en que todo se vuelve una luz, tan poderosa y plena , que ni siquiera un ciego podría dejar de ver... Luego, las envuelven las sombras... no ven, no escuchan, no sienten y su olfato desaparece... Sólo el gusto se vuelve intenso en sus labios...luego una calma infinita llena todos sus espacios.... Y yo sólo percibo al pasar mis dedos por su piel, una suavidad exquisita, que no habría tela en el universo, que la pudiese semejar... Sólo cuando esa luz poderosa cae desde la nada... tu debes entrar en ella... tan suave y silenciosamente, que sólo su sexo lo pueda sentir, porque mientras entras, estas ocupando el único espacio que ella desea sentir que se abre adentro, porque estas disparando toda su ene...