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Mary de Venus

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...y frente a ella, tan llena de contradicciones y recetas para huir de mi, me acerqué mirándola a los ojos, puse mi dedo para hacerla callar entre sus labios y baje lentamente el dedo por el cuello buscando la profundidad de su escote. Ella trataba de seguirlo con su vista, pero al entrar en su escote, elevo su mirada a las alturas dejándose llevar por el momento... sus defensas estaban quebradas, subí por los tirantes de su vestido, y con un ligero movimiento, deslice la tela por sus hombros hasta ver caer el vestido frente a mis ojos. Sus senos estaban indefensos, y una lagrima de sudor corría desbocada hasta caer por su escote, hasta perderse libremente entre sus senos.  Mi mano no tardo en bajar deslizándose por su piel hasta medir la copa de sus pechos, mientras ella cerraba los ojos para dejar desnudo e indefenso su cuello para que bajara con mis besos. La atraje hacia mi, y tomándola de las caderas, ayudándome con mis dedos que engarzaban su sexo , juntamos el salvaje juego

Esencia de "Seductor".

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El hombre de esta historia podría ser uno de los tantos a los que todos conocemos en su arquetipo de “Don Juan”, pero no, soy Juan De Marco y se lo que quieren y lo que quiero. Favorecido por la madre naturaleza, dotado de una demoníaca pasión, capaz de cautivar con una sola mirada a la más indómita criatura humana. Conocedor de esos poderes , juego con la destreza de un alquimista a enamorar sus almas. Cuanto más se resisten, más las asedio, siempre con respeto, pero con un dejo de perversión… Esas, que se muestran ingenuas y tiernas, como el capullo de una flor a punto de abrirse al suspiro del sol…, esas me despiertan mi más profundo instinto de cazador, su lascivia y el ardiente deseo de poseerlas mucho antes que alguien pudiera posar sobre ellas la mirada. Sin abandonar mi seductora sonrisa que no conoce las barreras, asumo un rol de truhan y recibo con agrado los honores de sentirme el mejor. No desconozco las reglas que se necesitan para construir una leyenda , sólo r

La mañana del Hostal.

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Empecé a andar por los pasillos de la vieja hostería, las antiguas baldosas de la terraza roja y blanca, reflejaban el sol de oriente que rebotaba sobre ellas, desgastadas, recuperaban el brillo a esa hora de la mañana.  Al pasar cerca de la cocina, la chica del aseo recogía las toallas del tendedero para cambiar las de las habitaciones antes del aseo, como todos los días; Al empinarse para alcanzarlas, su delantal se levantaba hasta mostrar los relucientes muslos torneados, como si fueran lustrosas columnas de mármol, hasta la curvatura de las nalgas con delicadas lineas marcadas por las estrías.  La miré lujurioso y descaradamente, mientras ella se empinaba  aún más, para dejarme ver la linea de su ropa interior que las apretaban haciéndolas aún más deseables. Entendió mi mirada porque no me había alejado ni 15 pasos, cuando de reojo, le vi que venía tras de mí.  Mi dormitorio estaba en el segundo piso, me detuve, pero ella esquivando el inminente diálogo, se apuro para alc

Simbiosis y paradigmas.

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Es tarde y no puedo dormir, mi corazón bombea excitado. Tu duermes semi desnuda entre las sábanas y la fragancia sale de tu cuerpo , el sudor, baña tu piel, excita mi cuerpo. Das vueltas en la cama, haciendo caer los senos de un lado a otro, como si estuvieran danzando para seducirme, tu cuerpo parece intranquilo, tu piel roza mis dedos y no puedo dejar de desearte cuando estás así. Tu vientre respira intranquilo, ´deslizo mis dedos suavemente por tu piel, la tibieza y el sudor que siento resbalar por tu cuerpo me obliga a acercarme para tocarte apenas con mis labios y recoger las gotas que corren por tu vientre con mi boca. Te beso y no dejo de pensar en ese sabor que tantas veces he probado mientras duermes. Tu olor ahoga mi deseo por poseer cada rincón de tu cuerpo. Te beso y descubro la suavidad que tanto me estremece. Te deseo, y dejo que mis dedos me ayuden a despejar esa sensación que te intranquiliza, y aunque pareces no percibirlo conscientemente, cuando mis dedos entr

Mis juegos con Elena, (una vez cuando niños).

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Cuando su cuerpo salió del agua, las telas de sus bragas se habían adherido a su sexo llano. Mi ojos no querían alejarse de esa hermosa visión... sus brazos se cruzaban cubriendo sus nacientes pechos, y dos casquillos empezaban a brotar. El frío le hizo pedir que le abrazara, sin lugar a dudas, lo más exquisito que había he hecho en mi vida. Y nos fuimos recuperando del frío, a la espera de que nuestra ropa interior se secara, con el poco sol que iba quedando. Sus dedos empezaron a juguetear con su sexo, y sus piernas se fueron abriendo al baile de sus dedos, yo estaba extasiado. Su rostro, no se, si se desfiguraba o tomaba la forma más exquisita que había visto. Ese Brillo en sus ojos, y la delicadeza con que lo tocaba, cada movimiento parecía suceder en otra dimensión. Sus dientes se dibujaban apretando sus labios y su rostro se fue languideciendo de a poco, sus ojos se cerraban a cada caricia que ella le daba a su sexo. Sus pequeños pezones se disparaban y sus pechos se redo

El Castigo y el perdón...

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Dejé que mis dedos se deslizaran sobre su sexo abriendo las carnes enojadas, sentí como sus armas se rendían, y volteaba para que mis dedos gozaran de su piel, hasta que sintió los dedos dentro, y un gemido marcaba su rendición... pero su soberbia merecía un castigo... y antes de encender un orgasmo entre sus piernas, subí delicadamente por su vientre, mientras dejaba que su sexo se enfriara para atacar a sus senos descuidados y duros, y manipulando los pezones  como perillas, hice que su agonía fuera aún más larga, para volver a bajar por su vientre acariciando cada espacio de su piel... la rabia la consumía, porque era tan débil. Ella quería que todo fuera más rápido para explotar y voltear hasta el otro día y no hablarme por un largo tiempo. Tenía rabia, pero esos dedos la derretían...y su ofuscación se transformó en jadeos... La luz permanecía apagada, eso ayudaba a que su excitación no se notara, escondiendo su delirio... Quiso por un instante voltear para seguir con el

La viuda.

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"...Mis manos separaron las telas del escote, para liberar sus senos llenos de deseo, y beber de ellos cada gota que emergía aprisionada por el tiempo, su cuello entregado a la caricia de mi barba des afeitada, fue convirtiendo la piel mustia en arroyo vivo, y el sudor volvió a aparecer en su cuerpo. Esos labios que sólo sabían de llanto, volvieron a descubrir los gemidos... y esa nariz siempre mojada, se secó para volver a sentir la fragancia y el sudor vivo de una nueva piel.  Sus ojos cristalinos volvieron a tomar vida, y ya no se cerraban sólo para dormir la tristeza, sino que para dejar que las sensaciones le ahogaran cada lágrima y convertirlas en luces que se iban prendiendo en su interior, volviendo a chispear alegremente en el globo de sus ojos. Fue así como su cuerpo volvió a sentir el deseo, hasta que sintió que la daga le separaba la piel para volver a sentirla viva dentro de sí, fue cortando los hilos de su tristeza para transformar sus murallas secas en