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...Toda ella, todo yo...

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"Desatada de locura, dejó que la penetrara lentamente, mientras me deslizaba entre sus nalgas , podía tocar sus gemidos y oler el perfume que liberaba su sexo... quería derramar en ella todo, quería desaparecer entre sus piernas y tomarla como nunca le habían poseído. Sus nalgas se apretaban tras cada embestida...empuje con tanta fuerza que sus carnes se rindieron y me enterré en ella hasta topar  fondo...toda ella, todo yo... había quebrado sus caderas llenándola de gozo...era todo lo que ella deseaba y yo estaba ahí para complacerla...  toda su esencia había sido mía, nada le iba a ser olvidar ese instante en que entregó todo su cuerpo al salvaje amante que se le había cruzado en el camino... se derramó por dentro dejando escapar gemidos de placer y jadear hasta el orgasmo. El sol cubrió el cielo, mientras la luna satisfecha se perdía en el horizonte...." Don Juan De Marco. 

Juan De Marco, Gustab, Rodrigo Fúster... ?

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Ese hombre que vagaba con la mirada perdida orillando el mar, queriendo solucionar la vida... Divagando entre cuerpos desnudos, dejando que sus dedos rozaran el agua agachándose de vez en vez, como silueteando esos cuerpos que se iban disparando a cada caricia. El viento en su cara curtida por los años de di-vagante filosofía. Descifrando miradas y sonrisas que le regalaban al pasar. Arreglando su boina tras cada mirada, acariciando su entrepierna escondiendo la emergente figura tras los cierres de su pantalón, ocultando la humedad que lo invadía. En tanto, una socarrona sonrisa era disimulada con sus ojos de tristeza. Pensaba en las damas que le acosaban queriendo obtener un buen rato de placer, suspendiendo en el aire el tiempo que lo ocuparían, que mas podrían pedir de él. Les atraía su cabizbaja mirada que seguía y contaba sus pasos. Le imaginaban desnudo paseándose frente a ellas sin pudor ni vergüenza, les gustaba la acariciante mirada de sus ojos sobre la piel incitándolas

La Corrida.

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Nos sentamos en una mesa no muy alejada de la de ustedes, yo frente a ti.  Nuestras miradas se cruzan repetidamente con ardor. Estoy deseando follarte y supongo que tú también a mí. En un momento te levantas y te diriges al baño. Voy tras de ti. Te cojo de la mano y te meto en una cabina. Te empujo contra la pared y te beso locamente. Correspondes a mis besos . Mi mano se aventura bajo tu falda, toco tu ropa interior totalmente mojada y la arranco a girones. Has sacado mi sexo del pantalón, enhiesta y te embisto contra la pared. Entro sin resistencia en el tuyo, húmeda, mojada. Me encanta como la aprisionas con las paredes de tu sexo. Entro en ti hasta arrancarte el placer que se escapa por tu boca a gemidos.  -Quiero que te corras dentro de mí – susurras al oído.  Juan De Marco

El deseo

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Sientes como nazco entre tus manos, como un artesano modelando arcilla, contemplas tu obra terminada. Me dejas caer en el abismo. Caricias, suaves e intensas, el jabón y el agua que cae sobre mi.Quieres tenerme en tu boca. Te arrodillas en la bañera. Tus labios me besan ardorosamente. No puedo pensar en otra cosa, tu lengua en gula sobre mi sexo, me sostienes. Consigues volverme loco. Sentirme en tu boca, que dirijas mi placer. En este momento te pertenezco totalmente. Me engulles, me acaricias con tus labios, me desarmas en tus manos, me desarmo cayendo al vacío, al abismo, hasta deshacerme en tu boca, desapareciendo entre tus dedos... te deseo.  Juan De Marco. A gloria.

Un Instante .. una vida

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Nuestros rostros quedaron a la misma altura, su lengua buscó la mía hasta encontrarla, a la vez que movía sus caderas rozándose contra mí. Cogió mi cabeza con fuerza pegando su frente a la mía, sentía su aliento en la cara y sus primeros gemidos cuando comenzó a salir para volver a caer sobre mí, iniciando así un lento sube y baja con su cuerpo sobre el mío. Nuestra conversación se entrecortaba con jadeos, ella seguía dejando entrar y salir mi sexo lentamente, disfrutando el momento. Nuestras frentes seguían pegadas, su respiración y sus palabras en mi oído me derretían.  El sudor lo mojaba todo, comenzó un juego en que aflojaba y presionaba a su antojo. Mi lengua recorrió cada milímetro de su rugosa piel, sus senos estaban duros y firmes, lo que facilitaba mis pequeños mordiscos que hacían que se estremeciese. Un gemido salió de su garganta, aferrándose con sus manos en la silla, se arqueo hacia atrás, moviéndose, haciendo que mi sexo saliera fuera del suyo.... se dejó caer su

LA SEDA BLANCA QUE HOY TE CUBRE..

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AQUELLAS SEDAS BLANCAS ESCUPIDAS A PULSOS POR EL AIRE, SACUDIENDO LOS SENTIDOS, CUBRIENDO CADA FORMA Y PERDIÉNDOSE ENTRE TUS SENOS, MAJÁNDOLO TODO... VOLVIÉNDOSE AGUA, ESCURRIÉNDOSE EN LOS LABIOS DE LA MÁS APASIONADA DE LAS AMANTES. AHÍ TIBIA , CAPRICHOSA Y SIN SENTIDO. DELIRANTE ENTRE TUS LABIOS, ASÍ LA QUIERO, PERDIDA ENTRE LOS PERLADOS DIENTES QUE SE CIERRAN PARA RETENERLA... ENTRE LABIOS CERRADOS DEJANDO QUE LIBERE Y ENSEÑE EL SABOR QUE LA INVADE...SEDA BLANCA Y DENSA, SUAVE Y ESPESA, SEDA PRENDIDA Y DESGARRADA A BESOS, BENDICIENDO LAS BOCAS MÁS PECADORAS , SUSURRANDO LA CURVATURA EN TUS OÍDOS, ARRUGANDO HASTA CERRAR TUS OJOS MIENTRAS GIMES ENTRE RISAS Y TU CORAZÓN PULSA ENTRE TUS PECHOS. DEJAS QUE LENTAMENTE SE DESHAGA ENTRE TUS LABIOS , EN LOS GUSTOS MÁS PROFUNDOS DE TU GARGANTA, EN ESQUINA ESA DONDE NUCA AH RODADO UNA LAGRIMA MÁS ESPESA Y LIMPIA, SUAVIZANDO CADA MILÍMETRO DE PIEL QUE TUS DEDOS ESPARCE. DÉJAME ENSEÑARTE COMO SE BEBE DEL FRUTO PROHIBIDO. COMO QUEMA, COMO ARDE

La de las trenzas sueltas.

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La de las trenzas sueltas se sentó a mi lado mientras comía, poniendo su mano en mi rodilla, me miro intensamente con aquellos demoledores ojos castaños, me recline, la bese, ella paso su mano por mi nuca y hundió su lengua dentro de mi boca laceando la mía. En su casa, solos sobre el sofá, semi desnudo. Dejándome llevar, deslice una mano bajo su camiseta y acaricie suavemente uno de sus senos. Sentí como su casquillo crecía endureciéndose entre mis dedos, emergía como el botón de una rosa, suave y delicado, soltando pequeñas gotas transparentes, mi boca se iba perdiendo en su cuello, gemía de placer mientras le recorría humedeciendo su piel.   Ella bajaba su mano hasta alcanzar mi sexo con ansioso temblor dejando que sus dedos lo dibujaran sobre las telas del pantalón. Ardía en deseos de hacer el amor con ella, pero preferí que ella llevara la voz cantante, que fuera ella la que diera el primer paso y así fue. Desprendió los botones de su blusa, dejando libre los delicados seno