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Solo era una copa de vino...                            Gustab  

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Me acuerdo que ya era de noche; Habías venido a buscarme después de que habíamos terminado. Cuando quisiste hablar, puse un dedo en tus labios,    deslicé mi mano a tu entrepierna, hasta vencer con los dedos  tu humedad que podía oler;  Tu sexo soltaba esa fragancia que ya conocía.  Entré al auto  y recliné  la butaca. Me acuerdo que mis dedos abrieron tu entrepierna, mientras abría mi pantalón; me escabullí empujando tus caderas, mientras jadeabas y gemías. No necesitábamos hablar,  sólo juntar nuestras ganas... El mundo desapareció olvidándonos donde estábamos, y entre orgasmos, embestidas y jadeos, exorcizamos nuestros miedos, hasta corrernos juntos, no había tiempo ni espacio para las explicaciones.  Me acuerdo que bajé del auto y te dije: -Vuelve cuando estés preparada.- y cerré las puertas de mi casa, viendo como echabas a andar el auto y desaparecer.... Juan de Marco. para "Artesanos de la palabra."

"Mujer vinosa, mujer lujuriosa"... Mujeres. (Convocatoria 10 de Noviembre de Campirela)

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Campirela , nos invita a inspirarnos en una canción o en el titulo de una canción, para que a partir de esta escribamos un relato, pero resultó un elemento inspirador más que una canción.  Dicen que la mujer es como el vino, y no va en la edad, sino en el placer que producen a los sentidos y la manera de disfrutarlas. Mujeres, ¿Qué hubiera escrito Neruda, qué habría pintado Picasso?, Si no existieran musas como ustedes, mujeres. Si bien hay vinos malos y buenos, sacando el carácter de la canasta, podemos disfrutar de su existencia a través de los sentidos. Es por esto que he escogido la canción "Mujeres" de Ricardo Arjona para representar el significado de ellas para los hombres. Creo que esta canción encierra todo lo que un hombre ama de una mujer, y nada mejor para conocerlas, que a través de los sentidos, incluso el séptimo , que es al que menos le hacemos caso. La clave está en la miel que puede derramar una mujer y como es percibido por nuestros sentidos. Quién  sabe de

¡¿Allô...?! (A partir de la novena semana con Sindel Avefenix)

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A partir de esa sensualidad que nos habita y un corto llamado telefónico, volvimos a sentir esa chispa que a veces se apaga con lo cotidiano y monótono de la vida; Ese diario vivir que sucunbe a las llamas del aburrimiento. -Allô Me aceptó, que sin querer, empezó a sentir que la excitación iba en aumento mientras yo le musitaba bajo y profundo, todas las zafiedades que se me ocurrían;  Conscientemente, empezó a imaginar lo que hacía, mientras me oía por el auricular, y empezó a hacer lo que le pedía: -Moja tu dedo en tu boca e imagina que es mi sexo... Recuerda el sabor y como pulsa al excitarse-. Obedeció, sintiendo el sabor del sexo en su boca y lo que producía el pulso cuando lo atrapaba entre sus labios. Empezó a introducir y sacar los dedos  excitada. Sentía que su sexo palpitaba abajo, y se iba mojando, mientras imaginaba mi cuerpo desnudo al otro lado del teléfono. No aguantó más y sus dedos bajaron por su cuerpo; Una mano se quedó prendida en sus senos jugueteando con la coron

Soledad

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Hoy los pinceles permanecen secos, sin vida, entre sus hilos se esconden azules permanentes y ocres cansados, no logran suavizar sus crines, la pintura se reparte en grumos de verdes azulados... amarillos tristes que no dejan de buscar su color. Secos, están secos, la trementina no logra suavizar sus cerdas. La paleta de colores empastada, luce oscura, no distingo los colores, me pesa el alma entre morados, entre rojos coloniales y oscuros negros funebres. Mis manos duelen, sienten como los clavos perforan un reumatismo incansable, los tubos lloran colores aceitosos que no logran aderirse firme a la tela. Mmmmm, las pastilla es cada vez más amarga, no distingo los colores, las malditas pastillas los hacen borrosos a mis ojos... son pinceles cansados, las paletas viejas y los oleos secos. Los rostros son agrietados en mis pinturas, aunque trato de suavizarlos con el plomo de sus componentes. La gente ríe al verlos, los retratos lucen cansados, sus ojos tristes y gruesos por la pintura s

Caprichosa Dulzura. (semana 38 con Sindel.)

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"Extingue tu alma, trata de encontrar placeres en todo aquello que alarma tu corazón: no bien alcanzada, la perfección de ese estoicismo, sentirás nacer, a partir de esa apatía, una multitud de placeres nuevos, mucho más deliciosos que los que crees encontrar en la fuente de tu funesta sensibilidad…" SangGu, dormía profundamente sin emitir ni un sonido, con su respiración acompasada. Sus pechos caían hacia delante, después oscilaban y se movían alternativamente, primero hacia un lado y luego hacia el contrario, en completo equilibrio, determinados por un punto fijo, como un eje perfecto. Mis dedos tiemblan ante ellas rozando su alma, mientras ella pulsa excitada. Pellizco sus pezones suavemente retorciéndolos entre mis dedos; Ella gime casi dormida, sus pezones son como una bombilla en el microcosmos. Su cuerpo golpea mi iracundo y pesado sexo cuando se estira, buscando un ligero roce que me endurece; Por delante, aparece una clara ventana al cielo en la abertura del pan

Capriccio 24. (Un jueves, relato)

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Una ligera corriente de aire traía un fuerte olor a madera asomagada y magnesio que se mezclaba con el del salon y el salitre del mar que venia de afuera, una extraña mezcla de aromas que hizo que me olvidase del trabajo y síguese el sonido de un destemplado violín siguiendo el corredor. Los brazos en la silueta de Juliette se abrieron. Al hacerlo, mis ojos recorrían la forma perfecta de su espalda, su blusa traslúcida de sensualidad desnuda, se escondía hasta caer en sus nalgas. Se podía ver perfectamente la forma de sus senos, una caída sensual curvada que terminaban en dos endurecido pezones con formas de fresas, que al poco tiempo, la sombra de los dedos envolvió por completo. La imagen del violín completaba la escena oscura al trasluz de la ventana. Al mover el arco, sus formas libres rebotaban en el aire despejando una imagen mágica y erótica. Lo invisible me excitaba. Las cosas que no se ven, se intuyen, pueden ser eternas como aquellas curvas femeninas de luz y penumbra. Una br