" El deseo me llevó por caminos sin retorno, y a la edad de 16 años conocí tu sabor... nunca esperé que tu deseo me envenenara, hoy mis delirios te los dedico a ti..por que es de tu jugo que hoy deseo beber y de tu veneno morir..."
" Siento un deseo irresistible, y no lo puedo evitar. Cuando estás desnuda no te puedo dejar de mirar, y son esos crespos negros los que enloquecen mi mente hasta el desvarío. Es justo ahí donde ahora dejaré mis labios pegados... y no me detendran tus suplicas. El sabor a fuego que destilas y ese olor que hay ahí, es droga para mí... ven dejame abrir suavemente tus piernas y beberte toda, hasta que no haya aliento para respirar. Moja de sal mis labios y aferrate a ellos como si fuera la última vez... Esa cabecilla roja que me lleva al infierno, es la que voy a atar para siempre a mis labios y que no soltaré hasta sentir que la muerte llega a tí..." Don Juan De Marco... deseo hasta enloquecer...
A los que se derrumban en su concavidad incandescente, saciando el hambre de carne cruda. No es tan sólo un triángulo de pincelada abstracta y negra entre los muslos, no es sólo un espacio mojado contra el fondo de tibia blancura. No es tan fácil seducirlo porque se esconde detrás de besos amorosos, de trazos de literatura. Es la letra sagrada del espíritu que se despliega sabia sobre el tiempo. Es el arca que contiene la alquimia de la especie; Los esclavos del deseo no lo sospechan cuando lamen la herida más antigua, cuando palpan la húmeda cicatriz de brillo mojado y sedoso o cuando se disuelven dentro de su vasija pronunciando un sortilegio. ... Vamos sonámbulos hacia la oscuridad exquisita de la noche, para observar radiantes cómo crece abierta al roce de nuestros dedos la pretérita flor húmeda y ancestral disolviéndonos hasta el éxtasis sombrío de su alma. Rodrigo Fúster Serendipia y Trazos de Ginebra
"... al resbalar por mi vientre, sentí que caería la noche, y cerré mis ojos para sentir como tu sexo envolvía el mío en tibiezas exquisitas...sentí tu piel mojándome las paredes erectas, y como me fundía dentro de ti, como el noble acero, a la espera de ser transformado... y fue justo en esa fracción de segundos que sentí como la oscuridad lo cubría todo... el fuego y el acero se transformaron en un sólo ser clamando el orgasmo único y final..." Don Juan De Marco... (Escucho a Medea entrando por el balcón)
Nacer tras de tus rodillas mientras yaces desnuda; horizontal descanso dejándote llevar por el tiempo, no hay apuro. Mis manos inquietas suben suavemente siguiendo el camino. Subo por tus muslos largos y cansinos, y al tomar la curvatura de tus nalgas me detengo, suspirando alegorías, escuchando tus labios susurrando un gemido. Suavemente mis labios te buscan entre los pliegues del rincón más oscuro. Mi rostro se hunde en las fragancia del día, acariciando suavemente el vacío que las divide, tu fragancia me atrapa en un abismo de sensaciones, irse de boca es un deseo febril, hambriento por seguir la huella. Sigo el camino sinuoso y tibio de tu espalda, sine quan non, saboreando cada rincón de tu blanda explanada, exquisita espalda decorada con suave piel encendida; tus labios gimen despertando el silencio, mi mano tibia permanece entre tus carnes, agitando la vida. Vuelvo por el mismo camino hasta perderme en tu figura que antes recorrí sediento de orgasmos, buscando la vida. Tu...
" Que dulce provocación creas en mi cuerpo cuando abres tus piernas, y jugueteando con el clítoris entre tus dedos, me muestras la humedad que escapa de tu interior... que exquisita sensación cuando la posas sobre mis labios y juntando las piernas la aprietas contra mi... que tibieza más intensa cubre mis labios... que sabor provocador el que envenena mi boca... que esencia me das a probar... ven y déjame hartarme de ti, solo una vez más..." Don Juan De Marco, golosinas de Ayanay...
Su pasión por cristo lo traía a la vida para convertirlo en carne, beber del sudor de su cuerpo. Los labios de la monja circundaron los pezones del Cristo. La religiosa extasiada por la aparición demostraba su adoración bajando con su boca por el cuerpo que no dejaba de temblar entre sus dedos, hasta colgarse del genero que cubría el sexo sagrado de aquella imagen, que tantas veces había imaginado en sus sueños. El vientre de Cristo entumecido por los labios de la monja se convertía en agua, mientras su sexo erecto se dejaba ver sin pudor en gloria y majestad. La monja temblando entre sus dudas, lo rodeó con sus dedos para sostener el sagrado miembro del que nunca se había hablado, y menos , alguna vez blasfemado. Tirando de la delicada piel que le cubría, lo besó con pasión y deseo, mientras que de los labios del Cristo hecho carne, se escapaban delicados gemidos. Con ternura y amor, casi mágicamente, los dedos de la monja liberaron, clavo a clavo, las manos y pies del Cristo, que ...
Para esto, es necesario no buscar nada, no planificar objetivos comunes que no sean internos. Es fluir en el instante sin mente y dejarse llevar por la corriente del amor hasta fundirse en un solo cuerpo y llegar a sentirse tan bien, que no se quiere salir de ese estado, porque uno se siente tan vivo, que todo lo demás parece opaco y sin vida, eso es un regalo de vida tan grande que, inevitablemente, transforma la vida de cualquier ser humano que se determine a vivirlo. Y la vida vale la pena vivirse, porque reúnes tanta energía en ti, que la creatividad y la magia inundan tu espacio y te sientes, por fin, conectado con la energía del flujo universal que te da acceso a niveles superiores de consciencia que han estado esperando por ti. En tu ignorancia percibes el sexo y erotismo como un placer inherente a la vida, negándote la posibilidad de vivir, porque siempre habrá algo más importante "porqué vivir ". Es muy importante comprender que la semilla es la energía más elevada q...
Esta noche tibia de primavera, donde los grillos anuncian la nueva vida, el ritual de apareamiento, la dulce temperatura de la noche, la imagino versando poemas eróticos, llenos de sensualidad. Me imagino hecho polvo entre sus cajones donde guarda su lencería llena seda y rasos; hilos infinitos que encajan finamente entre encajes, oliendo a su perfume; un perfume cálido y encendido que va humedeciendo el maravilloso punto de deseos. Dejo un día soñando a María. Sus sueños son inquietos imaginando mi cuerpo, mi figura escondida tras estas letras. Un pensamiento erótico de sus caderas danzando sutilmente entre sus encajes. Sus caderas de barquillo quebrándose delicadamente entre mis dedos. Sus gemidos mudos escondidos entre sus labios, sus eternos jadeos mágicos llenos de sensualidad. Sus redondos senos empujando las barbillas de su sostén. Esta noche viste de azul petróleo bajo la intimidad. Sus casquillos brotan entre los encajes empujando un deseo, y una gota de sudor rueda desde sus ...
"... y fue acompasando su rutina entre las almohadas, verso tras verso recorriendo la figura de su cuerpo... era nostalgia la que había entre sus piernas, ganas de ser poseída como nunca... Las telas se fueron humedeciendo acompasadas por el ritmo de sus caderas, y sus senos se apretaban a los algodones hinchando sus pezones, los que goteaban recuerdos de unos dedos que hoy no estaban... su vientre dibujo en serpenteantes movimientos el deseo que sentía, su corazón no dejaba de exigir aumentar el ritmo, y apretó las piernas a la almohada para sentir como su sexo detenía las pulsaciones y el tiempo... finalmente todo la energía acumulada se vertió sobre las sabanas y su cuerpo se deshizo en gemidos ahogados por las telas que le habían liberado todo el deseo acumulado ... " Don Juan De Marcos.
Resbalaba entre las sabanas gimiendo a la falta de Amante. Había esperado por horas a que él llegara para tomarla entre sus brazos, la brisa rozaba su piel, entonces, decidió entregarse a un juego de dedos empujada por la lujuria. Su deseo se hacía más intenso mientras gemía, las lágrimas corrían entre sus piernas, sus dedos iban destilando huracanes, su vientre dibujaba ondas eternas, pero no llegaba a concebir orgasmo alguno. Una brisa entró por su ventana y ella hundió sus dedos aún más adentro, entre sus labios, y una corriente recorrió sus entrañas. El orgasmo se dibujaba en su rostro, los dedos se ungían de néctar, mientras su espalda se azotaba contra las sábanas. Entonces sus piernas se abrieron para recoger la brisa, y un aire frío recorrió su interior. Era ella y sus dedos, a solas, en un cuerpo frío y una vulva ardiente. las lágrimas mojaron sus ojos... esa noche, él no acudiría a la cita. Juan de Marco.
¡Que bello!!!
ResponderEliminarLindo, sensual dulce y tierno al mismo tiempo..
Encantador!!!
Besitos cálidos y dulces
Veneno adolescente.
ResponderEliminarPárvulos jugos.
Besitos.
Todo un placer...un veneno de mi ser...
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