Hoy los pinceles permanecen secos, sin vida, entre sus hilos se esconden azules permanentes y ocres cansados, no logran suavizar sus crines, la pintura se reparte en grumos de verdes azulados... amarillos tristes que no dejan de buscar su color. Secos, están secos, la trementina no logra suavizar sus cerdas. La paleta de colores empastada, luce oscura, no distingo los colores, me pesa el alma entre morados, entre rojos coloniales y oscuros negros funebres. Mis manos duelen, sienten como los clavos perforan un reumatismo incansable, los tubos lloran colores aceitosos que no logran aderirse firme a la tela. Mmmmm, las pastilla es cada vez más amarga, no distingo los colores, las malditas pastillas los hacen borrosos a mis ojos... son pinceles cansados, las paletas viejas y los oleos secos. Los rostros son agrietados en mis pinturas, aunque trato de suavizarlos con el plomo de sus componentes. La gente ríe al verlos, los retratos lucen cansados, sus ojos tristes y gruesos por la pintura s...