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Junco.

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Forniquemos a más no poder, hasta que nuestras vidas se agoten de tanto placer; complaciendo los caprichos y sentires de la carne, en ese baile infinito de ser en la plenitud… Déjate llevar tu también, protégete del otoño; El deseo no tiene piedad, ni límites. ¿Hay mejor perfume que ese cuando dos cuerpos se seducen así? Dulce y exquisito aroma emana; dos cuerpos que destilan deseo.  Imposible saciarse, cuando siempre se quiere más. No eres la única que nunca está saciada del todo... Un beso nunca es suficiente.... anda dámelo, yo te dejo uno de esos de sabores ricos... No no, no se puede, serías un pecado. Que te coma, que te sacie, que te harte de placer, como el junco que se dobla por el agua . Rodrigo Fuster

Sin siquiera tocarle.

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Desde un rincón sin alma, desnuda al tacto mojada desde la luz.... Sus dedos danzan al compas de su mirada... A la oculta morada, donde fluye el agua  que sus dedos dibujaran imaginándole. Al oculto deseo del roce de sus dedos ,  mientras los de ella bailan por él. Separa sus muslos suspirándole el aliento que escapa por su boca sin siquiera tocarle. Rodrigo Fuster

Orgasmo de luces.

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Ella mira de detrás de las cortinas, cuando sus manos al mástil de la escoba mueve el aire, esas que jabonan dibujando burbujas, desafiando la separación entre sus piernas, ungiendo el culo para ser bendecidas por el ángel que le mueve, que le excita, que le provoca desordenes húmedos mientras plancha; aquella que muere cada día desnuda al llegar a casa pensándole, e imaginando sus manos esculpiendo su cuerpo, dibujando sexos en el aire, sintiendo orgasmos de luces. Rodrigo Fuster

Irse de boca.

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Nacer tras de tus rodillas mientras yaces desnuda; horizontal descanso dejándote llevar por el tiempo, no hay apuro. Mis manos inquietas suben suavemente siguiendo el camino. Subo por tus muslos largos y cansinos, y al tomar la curvatura de tus nalgas me detengo, suspirando alegorías, escuchando tus labios susurrando un gemido. Suavemente mis labios te buscan entre los pliegues del rincón más oscuro. Mi rostro se hunde en las fragancia del día, acariciando suavemente el vacío que las divide, tu fragancia me atrapa en un abismo de sensaciones, irse de boca  es un deseo febril, hambriento por seguir la huella. Sigo el camino sinuoso y tibio de tu espalda, sine quan non, saboreando cada rincón de tu blanda explanada, exquisita espalda decorada con suave piel encendida; tus labios gimen despertando el silencio, mi mano tibia permanece entre tus carnes, agitando la vida. Vuelvo por el mismo camino hasta perderme en tu figura que antes recorrí sediento de orgasmos, buscando la vida. Tus na

Un beso.

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"... Sus manos aún no me han soltado. Agita cancina, levemente mi sexo, para sorber y extraer las últimas gotas de mi existencia. Bajando, recoge con largos y lentos sorbos las gotas transparentes que escapan de él. Disfruta cada halo de vida, cada gemido, con delicados besos, hasta dormirlo entre sus dedos. Unos labios lo despiden para dormir la noche. Flor lasciva, seductora, exquisita y deliciosa, con el deseo insostenible de su boca, mi excitación emergente en el sobre mágico, donde se pierde mi deseo erótico e insondable. De su linda flor, de su linda boca, abotonada de rubíes, llena de sangre y el deseo brotando de su piel. Rodeada de delicados pétalos sedosos, sabe a dioses, bebedero y ambrosía. Un beso de mil estrellas, mil besos untados en el más delicado aroma, de salivante néctar. Toda sensual, toda furia reprimida entre sus delicados labios. Todo su sensual cuerpo sabe al elixir, a pudor que me fulmina. Desnuda entre sábanas, luce el jardín de esplendor vulgar, embriag

Bajo mi ropa.

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Las sábanas me queman la piel; Los dedos bajo mi ropa, ya no logran calmar mi deseo, sudo, agito la soledad y el egoísmo de tus dedos.  Mi piel absorbe el salado de la tuya imaginando. Mis ojos cerrados, tu cuerpo distante, recordando mi deseo, recordando esa pasión que me volvía loco. Entreabiertos, no logran verte, no logran acercarte a mi. No quiero gritar mi rabia, quiero sentir, quiero vibrar. Rescátame de este infierno, rescátame de la cárcel de mi cama, ayúdame a apagar el fuego. No te siento, tu deseo se apago, mi cuerpo te necesita pero no estas. En las noches no siento tu mano recorriendo mi sexo, ni incitándome a pecar, estas distante, estas muy lejos. ¿Dónde dejaste esa pasión, donde quedo nuestro deseo?. Sé que volverás, sé que no me olvidaste. Puedo sentir el olor que escapa de tus dedos, mientras mojas la cama. Rodrigo Fuster

Desnuda...(memorias a Medea)

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  Y así, simplemente desnuda, ataviada de transparencias, me abrazo para bailar frente al espejo. Su imagen infinita reflejando pura sensualidad y energía; sus redondas nalgas vibrando entre mis dedos, mientras su senos rozaban mi pecho, hizo infinito el tiempo, ocupando todo el espacio que quedaba libre en mi cabeza. No había vuelta atrás cuando su aroma embrujo mi alma, y su sabor mi boca. La estrecha distancia entre los sexos, hizo que todos los sentidos se unieran en un ritual de sexo y erotismo. Nada había que pensar, sólo vivir ese tiempo inexistente de carencias y deseos, un universo paralelo que nos acercaba a nuestra irreal percepción del intervalo que nos permitía la libertad de acariciarnos sin pudor, de sentir, que en tan sólo un momento, seríamos uno. El universo nos encerró en una burbuja, donde el mundo y la vida desaparecía a nuestro alrededor convirtiéndonos en energía y luz... donde la humedad bañaría nuestros cuerpos convirtiéndonos en agua; Un reguero de agua que a