
"Entre sus piernas sentí por primera vez latir mi corazón, era posible escucharlo, sentirlo y vivirlo... pulso a pulso se iba alimentando mi lujuria, y sabía exactamente donde debía mandar la sangre. Y lo sentí crecer entre sus dedos, una que iba otra que volvía... esa mano le exigía, le provocaba, le clamaba... Bombea que le quiero ver al
máximo...y se
fue endureciendo como
lava calcificada... como agua en tempano, como piel en carne viva... Luego una sombra lo cubrió todo... era su cabeza, y sus negros cabellos los que lo
extinguían... la tibieza de sus labios bebiendo los bombeos del corazón con exigente
vehemencia, con deseo ...

cada beso un pulso más, y una sensación extraña en mi cabeza, luego se nubló todo... las estrellas llenaron el firmamento y ella desapareció entre las sombras... audaz, lo había tomado todo... hasta la ultima gota de polen para convertirlo en miel en su vientre ... ese deseo inerte, ese deseo muerto, ese que revivía entre sus labios... ese deseo que llenaba sus sentidos y los
míos..."
Don Juan De Marco, de mi jardín, y la abeja que revoloteaba por ahí...
El suave tacto con los labios de una flor tan erguida hace estremecer los delirios más sublimes,de tal especie..
ResponderEliminarDeja libar el líquido de semejante especimen para ver como la abeja más dulce se lleva su miel...
Lia debe estar contenta con semejante flor macho..!!
Besossssss
flores y capullos conviviendo en harmonía de colores y sabores...
ResponderEliminarla abeja se apoderó de todo el néctar?