...Toda ella, todo yo...




"Desatada de locura, dejó que la penetrara lentamente, mientras me deslizaba entre sus nalgas , podía tocar sus gemidos y oler el perfume que liberaba su sexo... quería derramar en ella todo, quería desaparecer entre sus piernas y tomarla como nunca le habían poseído. Sus nalgas se apretaban tras cada embestida...empuje con tanta fuerza que sus carnes se rindieron y me enterré en ella hasta topar  fondo...toda ella, todo yo... había quebrado sus caderas llenándola de gozo...era todo lo que ella deseaba y yo estaba ahí para complacerla...  toda su esencia había sido mía, nada le iba a ser olvidar ese instante en que entregó todo su cuerpo al salvaje amante que se le había cruzado en el camino... se derramó por dentro dejando escapar gemidos de placer y jadear hasta el orgasmo.
El sol cubrió el cielo, mientras la luna satisfecha se perdía en el horizonte...."



Don Juan De Marco. 

Comentarios

  1. Basta de imaginarte!! Te deseo yaa! Ayer estuve a punto de tirarme al profesor de educación física de mi hija de tanta calentura que traigo.
    Todo el día contigo en la entrepierna, en mis dedos. Soy un animal deseoso de sexo, deseosa de tu carné, de tu semen, mi vientre arde, mi carne pulsa y te siento penetrarme y lanzo un gemido ahogado por años de espera. Te deseo y necesito de tus labios comiendo de mi sexo, reclamando mi humedad.

    Mojada y excitada.

    A.

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  2. La luz de la luna desnuda cae con el último aliento de la noche en transición, reposa sobre la silueta húmeda de la mujer en rebelión, se filtra lentamente por sus poros, ella se deja penetrar por su brillo, su corazón se estremece en una danza silenciosa.

    Rendida y sometida se derrama y en un último suspiro le suplica ... no te marches, aún falta que liberes mis demonios y los perviertas.

    Se percibe el alba

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  3. Realmente é um prazer sublime ser dominada e possuída brutalmente pelo nosso homem, sentir a sua impetuosidade e investidas arrebatadoras contra as nossas nádegas... e devolver essas investidas...

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En mi jardín el deseo no tiene límites.

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