Savia


Y ese minúsculo rincón donde late la vida, ese ínfimo retazo de piel que te arranca del silencio, donde mi lengua goza , donde mis labios besan, donde mi boca bebe y se pierde del tiempo real, para caer vertiginosamente en tu silencio, donde mis oídos escuchan lacerantes gemidos de placer y deseo...
Ahí, justamente ahí, donde nacen los oleajes de tu vientre, donde se esconde el más esperado de los deseos, donde te moja mi aliento tibio, donde derramas tu alma para suplicar piedad, cuando mis labios entre tus temblores se rehúsan a despegarse de tu piel que rezume jugos tu alma excitada para recoger en besos la savia de tu alma.







Juan de Marco

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Cabecilla Roja...

Collage de un orgasmo. (septiembre con Ginebra)

Aliento de Rosas. (Mayo de Varietès, para Ginebra...)