Reina de copas

Ahí en la oscuridad de tus parpados cerrados, entre secos labios esperando ser humedecidos por fluídos estelares que caen en fuego, como laba expulsada por mi sexo, como magma salada estrellandose con tu rostro espectante, bañandolo todo, mojando tu alma.
Bebe y no preguntes, sólo vivelo y recoge los sabores que te arrojo y provocan. No dejes que se pierda entre cortinas, abre los ojos y espera espectante los resultados de lo que provocaste.
Reina de copas, deja tu boca abierta y espera, que no tarda en morir el tiempo. No niegues tu naturaleza carichoza y caliente, ni le niegues a tu boca el placer de probarla .
Deja que te bañe de espermas liberados por el deseo de tus sueños poderosos y esclavizantes, dejame morir mientras tus ojos me miran, y no supliques por algo que te mereces. Dueña de mi y mis extasiados pensamientos de naturaleza viva, de instinto y de mi esclavitud conquistada por tu excelsa figura y atolondrada boca.
Juan De Marco, en las manos de María.
El momento de la comunión, ¿existe algo más sublime?
ResponderEliminarAdel, excomulgada y profana, la más bella de las cuncuvinas .
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