Polillas.
Al salir de la ducha, sólo la sombra roja cubrió las sabanas que terminaron haciendo crujir las maderas, no todo es malo, no todo es bueno... es parte del recorrido que a veces nos lleva a infiernos o al paraíso.
Es parte de un juego al que no escogimos entrar, sólo entramos atraídos por un deseo tan fuerte como el que empuja a las polillas a las bombillas de la luz, algunas sólo se acercan quemando sus alas , otras mueren quemadas por su intensidad... pero no hay tiempo de lamentarse, sólo tiempo para vivirlo.
Esa luz que algún día nos quemo, mantendrá vivo el deseo.
Juan De Marco, a la distancia.
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En mi jardín el deseo no tiene límites.