Flor lasciva.
Flor lasciva, néctar exquisito y delicioso, con el deseo insostenible de mi excitación emergiendo en el sobre mágico, donde se pierde mi erótico insondable.
Sus senos de sabores suaves y gusto a caramelo y golosina.
De su linda flor abotonada color rubi, rellena de sangre y deseo brotando de su piel ,rodeada de delicados pétalos sedosos, sabe a dioses, bebedero de ambrosía.
Mil besos untados en el más delicado aroma a deseo, aroma de sabores, salivante néctar femenino.
Todo su sensual y extasiado cuerpo sabe al elixir de su pudor que me fulmina. Desnuda entre sábanas, luce al jardín de esplendorosa vulgaridad embriagante. Rodeada de vellos vírgenes de brillante humedad.
De esa espesura se asoma tímido el punto de carne mojado, de aroma nítido y profundo, excitado.
Pasión que crece cuando abre sus piernas, abismo que me domina, expuesta a ser bebida por mis labios y probada más allá de su profundidad, de calores como llamas mismas del infierno que me queman y seducen.
Mi excitación vuela en círculos dentro de mi cabeza, rompiendo cadenas, deseando calcinar sus labios envueltos por la vulva que ahoga mis palabras.
Riachuelo desbordado que penetra mis labios.Vulva caprichosa de perfumes, de pasiones encantadas.
De tu follaje nace el botón rosa oscuro irresistible, donde brotan tus gemidos, sus alaridos de pasión.
Capullo florido de sus profundidades, erección insostenible, que bebo a sorbos salivantes, infierno caudaloso que me consume hasta hacer hervir mi sangre, y soltar mis cremosos caudales bañando tu vientre, mojando tu mente, calmando tus delirios de ser poseída a raudales.
Juan de Marco.
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En mi jardín el deseo no tiene límites.