Soñando a María...

Esta noche tibia de primavera, donde los grillos anuncian la nueva vida, el ritual de apareamiento, la dulce temperatura de la noche, la imagino versando poemas eróticos, llenos de sensualidad. Me imagino hecho polvo entre sus cajones donde guarda su lencería llena seda y rasos; hilos infinitos que encajan finamente entre encajes, oliendo a su perfume; un perfume cálido y encendido que va humedeciendo el maravilloso punto de deseos. Dejo un día soñando a María.

Sus sueños son inquietos imaginando mi cuerpo, mi figura escondida tras estas letras. Un pensamiento erótico de sus caderas danzando sutilmente entre sus encajes. Sus caderas de barquillo quebrándose delicadamente entre mis dedos. Sus gemidos mudos escondidos entre sus labios, sus eternos jadeos mágicos llenos de sensualidad. Sus redondos senos empujando las barbillas de su sostén.

Esta noche viste de azul petróleo bajo la intimidad. Sus casquillos brotan entre los encajes empujando un deseo, y una gota de sudor rueda desde sus senos para llenar de humedad su vientre hasta llenar su entrepierna. Veo danzar sus dedos sobre la piel delicadamente depilada, rasurada de filos inquietos, de dedos brujos despertando la sensualidad invisible que se esconde tras sus ojos cerrados.

Los veo endurecidos, erectos tras la seda, mientras los hilos sujetan vanamente su éxtasis de ser tocada tan finamente como una araña teje sus redes. El volumen de sus nalgas de piel suave y tersa cuidadas por las cremas que le mantienen húmeda, y en sus deslindes brota su piel generando un abismo que las divide degustada a besos.

María es deseo en la sensualidad de sus labios, en el carmín rubí que los viste, borde libre,  bermellón de brillos, zona de transición entre la piel y el belfo húmedo que envuelve con besos los míos. Bembo de estasis que quema mi boca, que incita un ósculo ardiente quemándome las entrañas. Su boca es deseo, sueño y pesadilla. La imagino libando la delicada piel que envuelve la erecta espada en el interior de  sus mejillas, y la sensible y transparente piel que esconde entre los prepucios. El brillo que levanta la sangre dejando desnudo en centro de mi alma. El néctar que escapa entre caricias, trasparente y dulce adelantando la locura de la noche. Un torrente que cuelga del abismo haciendo trapecios entre sus carnes, en sus tórridas embestidas, en el temblor de mis caderas, y los jadeos de mi vientre. 

Siento mi cuerpo levitando en mi cabeza, entre sus manos , en el candil agitado de sus dedos, siento el miedo de sucumbir a su boca, a su lascivia libando el néctar de un fruto eréctil que sucumbe a la sacudida de lengua inquieta. 

Cierro mis ojos y me dejó ir en sus vaivenes, en su danzantes caderas, en la profundidad bulbar que me somete a sus juegos...
En la oscuridad vacía de mis pensamientos, desaparece dejando un halo de sudor en mi piel, un perfume que acaricia mi olfato y la humedad que moja mi cuerpo.


Juan De Marco.

Comentarios

  1. Uma intensa e bela descrição de um desejo erótico, onde a noite de primavera se transforma em um cenário para uma fantasia sensual e profundamente íntima.
    A narrativa explora os sentidos de forma vívida, desde o toque delicado da seda até o perfume quente que desperta desejos ocultos.
    A sensualidade é apresentada de maneira crua e poética, revelando um anseio quase avassalador que se materializa através da imaginação.
    A figura de María é envolta em mistério e atração, com detalhes que ressaltam sua feminilidade e o poder de sedução que exerce sobre o narrador.
    O texto culmina em uma entrega total, onde o desejo e a realidade se misturam, deixando uma marca indelével de paixão e excitação.

    Beijos
    🐾

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En mi jardín el deseo no tiene límites.

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