Ia, la niña de mis ojos.

-Entra esta abierto- dije sin titubear.
Ella entró en la habitación con una bata y un exquisito atuendo de lencería de seda negra calado y bordado por los encajes que desearía a imagen y semejanza de lo que imaginaba, su cabello negro enmarañado y de tintes cobrizos, suelto, cayendo sobre sus hombros. 
-¿Cómo te llamas? - pregunté
- Ia...- respondió ella con sensualidad.
La profundidad de su mirada calaba hondo desnudando todo lo que había imaginado. Sus ojos brillaban con un deseo exquisito al que no pude resistir. Sus senos eran hermosos, con el tamaño justo, de textura y caída perfecta, coronada por el color de sus casquillos erectos de un sabor inigualables. Sus nalgas de curvatura exquisita, de  una calidez y trama inimaginable, del volumen que sólo mis dedos podrían haber esculpido. Su vientre era suave y ondulado, maravillosamente  imaginado, y con movimientos sabrosamente originales e irrepetibles, su ombligo la octava maravilla.
 Me acerqué a ella, dejando que mis manos rozaran su piel suave y sedosa, besando sus labios carnosos llenos de sensualidad y de respuesta sofocante, tal cual como lo había programado.
Me besó apasionadamente, mientras habría mi pijama. Sus largos dedos de uñas color cerezo oscuro, acariciaron mi pecho bajando sensualmente a mi sexo que latía con locura erectandose enhiesto, rígido y palpitante al roce de sus manos, casi haciendo desaparecer el aire que me mantenía vivo, mientras yo deslizaba la bata por sus hombros y la dejaba caer al suelo dejándola sometida a mis caprichos. Mis manos sabían el punto exacto que debía tocar para que todo lo que había programado sucediera, nada podría salir mal. Inmediatamente sus labios esbozaron el dibujo y deseo que deseaba ver, se entregaba libre y apasionadamente a todo lo que quisiera hacer, hasta la contracción de su vientre era perfecto, y el palpitar de su vulva, preciso a lo que quería sentir en la piel de mis yemas. 
Hundí mis dedos esculpiendo la humedad nectarosa que escapaba de su piel, mientras en su interior, todo se iba adaptando a la forma y el juego de mis dedos. No tenía que pedirle nada, ni dar explicaciones por todo lo que hacía; no había dolor ni molestia, todo era perfecto, incluso hasta las palabras, envueltas en gemidos, que escapaban de sus labios
Nos miramos a los ojos, nuestros cuerpos se enredaron en un ritmo intimo y lujurioso a la temperatura exacta. Me tomó de la mano y me dejó caer sobre la cama, me hizo sentir cosas que nunca había experimentado, hasta mis caprichos más oscuros. Su cuerpo era un templo, y yo estaba completamente superado por su figura nacida de lo más oscuro de mi mente creativa y extasiada. Yo era su Dios, el creador que sugería, mientras obedecía, incluso podía imaginar anticipadamente lo que yo quería.
Exploramos cada rincón de nuestros cuerpos, cada curva, cada pliegue, cada rincón erógeno en  profundidad. Nos perdimos en el éxtasis del momento, dejando que el placer nos guiara y consumiera. Finalmente, llegamos al clímax juntos, y su orgasmo ilumino mi vida, tal cual como lo deseaba, nuestros gemidos  y jadeos llenaron la habitación. El ritmo fue perfecto, el tiempo justo y en el instante apropiado.
Nos acurrucamos en la cama, respirando agitadamente, con nuestras miradas aún llenas de deseo. Ella parecía viva. Sabía que nunca olvidaría esa noche, nunca olvidaría la pasión que compartimos juntos.
El volverla a la vida  dependía de un clip y podría transformar las noches sin nunca volver a repetir lo mismo, incluso podría modificar su aspecto y deseo a mi antojo. Levanté mi dedo programando un nuevo amanecer y cerré los ojos para dormir... 
Un bip terminó la noche, y como demoraba en enfriarse, me quede dormido acariciando la temperatura que aún guardaba su cuerpo en su memoria, programada para complacerme.

Rodrigo Fúster.

El nuevo reto de Ginebra Blonde.
IA (inteligencia Artificial).-
Otras composiciones AQUÍ  "VARIETÉS"

Comentarios

  1. Bendita maravilla, mi querido amigo.
    Tu exquisito erotismo ha (des)vestido con la maestría que te caracteriza, ese momento de entrega al placer de la carne más allá de lo humano. Sencilla y maravillosamente, haciendo sentir y olvidando la entidad o esencia de cada uno.
    Magnífico.
    Gracias por tan buen aporte.

    Un abrazo grande 💙

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  2. Nos has descubierto una faceta tremendamente sensual de la IA! Al leer tu relato tan sugerente nos ha hecho olvidar por un momento de que se trataba en realidad!!! Bien contado! Un abrazote!

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  3. Me encantó tu relato. También participé del reto de Ginebra. te espero por mi blog personal. Te dejo un abrazo enorme. Susana

    https://elisabetsusanadesimonerelatos.blogspot.com/

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  4. Un encuentro más allá de lo carnal, que por momentos incluso parece presencial y nos lleva a pensar en ese creador que pulsa el botón. Magnífico. Un abrazo

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  5. Incluso hay un proyecto más cercano al amor de los circuitos, un IA Dos msd desenfrenad.

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En mi jardín el deseo no tiene límites.

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