
"... Sus manos aún no me han soltado, y agita levemente mi sexo para extraer las últimas gotas de mi existencia, y bajando, recoge con largos y lentos sorbeteos las gotas semitransparentes que escapan de él. Disfruta cada halo de vida con delicados besos hasta tranquilizarlo entre sus dedos..."
Don Juan De Marco
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En mi jardín el deseo no tiene límites.