Fusión
La piel inflamada por los flujos de sangre, hacían de la cópula una unión celestial, más estrecha y satisfactoriamente exquisita. Sus labios sexuales, envolvían mi sexo como prensas de energía que fluían, para hacer de ellas, un ballet de gemidos y murmullos desatados.
Alcanzamos el éxtasis entre vaivenes, mientras las carnes se comprimían entre sudores y jadeos... de ahí, el silencio cómplice de los amantes, quienes descansaban con sus cuerpos enredados entre sabanas y empapadas de los aromas propios de dos cuerpos a placer, donde detrás de cada beso impregnaban los sabores del otro, devolviendo en fusión los propios...
Y así el silencio de las calles afuera, fue desapareciendo..mientras los cuerpos aún se contraían buscando calmar un corazón acelerado, para quedar tirados sin emitir sonido alguno.
Juan De Marco.
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En mi jardín el deseo no tiene límites.